¿Gato o perro? ¡Mi gato se comporta como un perro!

Yo solía pensar que los gatos eran fríos, independientes, convenidos, manipuladores, malvados, incluso. Y pensaba también que los perros eran leales, dependientes y cariñosos por naturaleza. Obvio me equivoqué terriblemente en lo primero.

Por supuesto que entre las principales diferencias entre los perros y los gatos se encuentra la disposición innata de los caninos a relacionarse con los humanos: a ellos, salvo que hayan pasado experiencias muy traumáticas, basta con mostrarles un poco de afecto para que se muestren confiados y cariñosos. Por otra parte, a los gatos hay que conquistarlos: tienes que hacer muchos méritos para que uno de ellos se digne a permitir que lo acaricies, ya no digamos a que te acaricien ellos a ti.

Y, sin embargo, existen los gatoperro. Es la especie de gatitos cariñosos, habladores, mimosos, falderos como una perrito. Por alguna razón me suena mejor Gatiperro, así que de esa manera como los llamaré yo =D. Varios de mis hijos felinos pertenecen a este grupo lo que me ha dejado patidifusa por la idea preconcebida que mencioné al inicio, así que, si tu también tienes un gato que parece un perrito, seguro que tiene alguna de las siguientes características:

6 señales de que tienes un gatiperro (o que tu gatito parece un perro)

Bauticé las siguientes características del comportamiento de un gatiperro con los nombres de mis hijos felinos, así que ahí van:

Síndrome de Brownie: Tu gatito te sigue hasta cuando vas al baño.

El peque quiere estar contigo. No importa si es para que lo acaricies, les des comida o simplemente lo mires mientras hace algo como lamerse, él te busca y te sigue por donde vas.

Si estás haciendo algo lo bastante interesante como para captar su atención, se acomodará a tu lado y disfrutará de la escena (o participará en ella lo quieras o no); de lo contrario, buscará un lugar cómodo y cerca en el que tumbarse y se quedará allí hasta que se aburra y exija que juegues con él o hasta que tú te muevas a algún otro lugar al que, por supuesto, te seguirá.

Síndrome de Napoleón: Tu gatito te habla.

Este es un gato que viene a ti con un maullido casi siempre: para pedirte comida, para que lo acaricies, para llamar tu atención. También puede suceder que, en cuanto hace contacto visual contigo, te suelte un "mau" peculiar: el peque puede estar perfectamente relajado, tranquilo, calladito, pero, de pronto te ve y !maaaaaaaaaau!

También podría ser que tu le hablas y él te contesta. Además, se caracteriza por tener diferentes maullidos para cada situación: "mau", "meu", "meaou", "ma", "mou", etc.

Síndrome de Dawsey: Tu gatito te busca y se retuerce a tus pies o te sigue y luego se tira delante de ti.

Sin importar si estás relajada o atareada con alguna trabajo en casa, tu pequeño viene, te maulla y se tira a tus pies en busca de caricias. O, si sales de la casa y el logra salir también, te sigue, te llama y termina tirándose a tus pies para su respectivo masaje.

Síndrome Preciosa: Tu gatito te mira con adoración.

Tu peque tiene momentos en los que se acerca a ti, alza su carita y te mira como si fueras lo mejor de lo mejor en el mundo. Puede acompañar esa mirada arrobada con algún maullido cariñoso o con un beso gatuno (ya sabes, cuando te hacen ojitos).

Síndrome de Judy: Tu pequeño se pone extremadamente contento cuando te ve.

Sin importar que solo te hayas ido a otra parte de la casa durante un par de horas, tu peque te recibe con un contoneo emocionado y se retuerce en busca de caricias. Luego, cuando le das cariño, se mueve de tal forma que parece que bailara.

Síndrome Colita o Jane: Tu gatito sale a tu encuentro cuando llegas a casa.

Si tiene posibilidad de salir, tu peque te alcanza apenas te ve y puede que te demuestre su emoción tirándose en busca de sus respectivas caricias.



¿Alguno de tus gatos tienes una o más de estas características? Cuéntame en los comentarios.

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